DISEÑAR DE MANERA SOSTENIBLE
- Carol H.D
- 15 sept 2022
- 6 Min. de lectura
Parece que hablar de sostenibilidad está más de moda que nunca, es una palabra que solemos escuchar en cualquier entorno o contexto pero este concepto lleva funcionando desde mediados de la década pasada. Allá por 2012, se comenzaban a escuchar las primeras referencias a este término dentro de esta industria, y se comenzaba a nombrar un cambio necesario. Se podría decir que el 2020 y la gran crisis mundial que estamos viviendo a causa del COVID-19, ha sido el punto de inflexión, un año en el que por fin se empieza a trabajar para hacer este cambio, crear una industria textil más sostenible y responsable.
La industria de la moda genera miles de millones de dólares al año en el mundo. Desde 2008 estamos viviendo una etapa histórica que, sin duda, pasará a formar parte de la historia de la moda, compramos más ropa que nunca pero compramos más barata. Este hecho se debe principalmente al desarrollo del fast fashion, una forma de consumo y producción que tiene su origen como causa de la apertura de los mercados asiáticos. Producir a precios muy bajos que permitieran aumentar los márgenes de beneficio de las empresas de moda al tiempo que atraía al consumidor con nuevas tendencias cada tres semanas resultó ser una combinación perfecta como modelo de negocio, pero no se tuvieron en cuenta las consecuencias negativas de este fast fashion eso está muy fijado en la cultura y la sociedad de consumo:
Impacto ambiental: en los últimos años la industria textil se ha convertido en la segunda más contaminante del planeta, siendo responsable de la contaminación del 20% de las aguas residuales y del 10% de las emisiones globales de carbono. Deforestación, pérdida de biodiversidad terrestre y acuática y toneladas de desechos textiles.
Impacto social: reubicación de la producción, pérdida de puestos de trabajo, disolución de valiosos sindicatos y talleres artesanales; así como la explotación y el trabajo insalubre que conducen al aumento de la desigualdad y la pobreza.
Es por todas estas consecuencias que se empieza a generar una corriente de cambio para velar tanto por el medio ambiente como por las personas que trabajan en este sector. Una corriente dispuesta a recuperar los valores éticos sin olvidar a los clientes y generando beneficios. De esta forma surgen términos como slow fashion o moda sostenible. Kate Fletcher, activista, escritora, amante de la naturaleza y empresaria fue la primera en introducir el término slow fashion. Ella comenzó a argumentar que es posible producir ropa y vestirse de manera responsable. Aunque el detonante para mostrar la importancia de la producción sostenible fue el trágico suceso ocurrido en 2013 en el desastre del Rana Plaza donde, tras el derrumbe de un edificio de 8 plantas en Bangladesh, fallecieron 1.135 trabajadores y 2.500 heridos del sector textil. Así comenzó una Fashion Revolution que se conmemora cada 20 de abril. Pero, ¿qué es realmente la moda sostenible? Si comienza analizando el significado de la palabra sostenibilidad, esta palabra se define como fuerzas que sostienen, sostienen y equilibran. En definitiva, mantener el equilibrio de un sistema que satisfaga las necesidades presentes sin comprometer las de las generaciones futuras. La moda sostenible, también llamada moda ética o slow fashion, es una escuela de pensamiento basada en el diseño, producción y uso de prendas o accesorios para minimizar el impacto ambiental, garantizar el bienestar social y los derechos laborales priorizando la transparencia a lo largo de todo el proceso de producción y estableciendo un circular economía que favorece el crecimiento económico.
Conociendo esta definición y teniendo en cuenta los objetivos de la moda sostenible en todo el proceso de producción de una prenda o complemento, es fácil intentar diseñar y crear en clave sostenible. De esta forma, se podría decir que para que un producto sea sostenible debe cumplir los siguientes requisitos:
Productos Cero Residuos. Esta palabra puede sonar extraña, pero es fácil de entender. Consiste en diseñar aprovechando al máximo los recursos. Por ejemplo, diseñar pensando en la composición de los estampados para aprovechar al máximo el tejido, evitando así el desperdicio. Consiste en intentar diseñar pensando siempre en el fin último del producto y en producir con el menor impacto ambiental desde el inicio de su fabricación hasta el momento de su eliminación.
Diseño bajo la filosofía Cradle to Cradle. Una forma de producir asegurando la compatibilidad ecológica del producto pensando en su próxima vida, procurando que sea lo más biodegradable posible. Por eso es importante que en todos los procesos creativos desde el diseño, la fabricación, la obtención de tejidos, la ornamentación de los productos, los tintes, los estampados, la fabricación, el etiquetado hasta el embalaje y el transporte, sean lo más sostenibles posible, ya que todo cuenta. No es congruente, por ejemplo, diseñar una prenda confeccionada con un tejido Lyocell sin tener un respaldo y un certificado de que la madera y los árboles de los que proceden no están tratados de forma sostenible; O vender una prenda de algodón orgánico teñida con tintes que no sean lo más naturales posibles; Del mismo modo, nos debe sorprender recibir una prenda de tejido natural en una bolsa de plástico. No tiene sentido ¿verdad? Solo hace falta que los diseñadores de moda y las marcas investiguen un poco sobre materiales y recursos para ver que, hoy en día, no es difícil pensar en un diseño sostenible. Todavía hay muchos obstáculos, pero es nuestra función, la de los diseñadores, ofrecer este tipo de productos al consumidor y tener una mente sostenible.
Por otro lado, esta filosofía Crandle to Crandle no solo pretende crear un producto lo más ecológico posible, sino que también hace referencia a la vida útil de la prenda. El 70% del impacto ambiental se produce una vez que la prenda está en los armarios del consumidor. Es función del diseñador o marca educar al cliente sobre las prendas para que duren más. Un claro ejemplo es enseñar cómo se debe lavar y planchar la ropa para no gastar tanto en recursos energéticos. De ahí la importancia de un buen etiquetado. No olvidemos que si diseñas pensando en crear prendas o complementos más atemporales y antiguos, ya estás ayudando a mejorar su vida útil. La calidad y la innovación o las tendencias no están reñidas con la innovación, la creatividad, la personalidad y el estilo propio. De hecho, la moda sostenible está liderando el camino de la innovación con el desarrollo de nuevos tejidos.
Transparencia. Saber quién ha fabricado los productos y dónde se han fabricado es vital para que un producto sea sostenible. Controlar que se cumplan los derechos laborales y de comercio justo en todo el proceso de diseño, fabricación, transporte y comercialización es también garantía de un producto sostenible.
Upcycling. A día de hoy, este concepto todavía suena extraño, pero es tan fácil de entender como pensar en reciclar y reutilizar ropa. Reutilizar prendas (compras de segunda mano), reutilizar diseños para transformarlos en una nueva prenda, por ejemplo, o reciclar tejidos para crear nuevas fibras, también es pensar de forma sostenible.
En conclusión, la sostenibilidad al 100% no existe. Es triste hacer esta afirmación, pero hoy en día es un hecho y quien te diga lo contrario miente. No puedes encontrar ninguna prenda que cumpla con todos los requisitos explicados en este artículo. Sin embargo, la moda ética no es una utopía sino una realidad que veremos cada vez más presente en nuestras vidas, por ello no debemos subestimar la importancia de tener una visión global de todos los aspectos del ciclo de producción y consumo, tal y como refleja. una forma de pensar en la que todas las partes de un sistema están relacionadas entre sí. Para avanzar hacia una industria más sostenible es necesario mejorar todo el ciclo de la moda y no solo algunas de sus fases, solo así, con un ciclo slow fashion y una industria ética, seremos capaces de producir cambios en esta apasionante industria. Las ideas de sostenibilidad no solo aportan un nuevo vocabulario a la moda, sino que también ofrecen una nueva forma de pensar sobre el mundo en el que vivimos, hacemos negocios y practicamos el diseño. Por ello, para mejorar los productos de moda y hacerlos más sostenibles, es vital tomar decisiones a lo largo del proceso productivo basadas en un pensamiento amplio y profundo. Como bien decía Gabriela Hearst en una reciente entrevista para Vogue: "la sostenibilidad es un estilo de vida, una práctica aplicable a cualquier aspecto del día a día, y más aún en la moda".
La sostenibilidad es un proceso de mejora constante. Este cambio hacia una moda y un estilo de vida más sostenible solo se puede llevar a cabo si cada uno de nosotros tenemos la voluntad de comprometernos tanto con el medio ambiente como con las personas, transformando nuestros hábitos de consumo hacia un consumo responsable y dándole valor económico. merece.
Si desea leer el artículo completo en español, puede hacerlo en el número 4/20 de la revista FLIS (r) Moda y Derecho al Día.https://www.fashionlawinstitute.es/product-page/flis-moda-y-derecho-al-d%C3%ADa-4-2020
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